Esta es una anécdota que cuenta Jérémy Flores, primer surfista francés que se impuso en el circuito profesional y que persigue este año su duodécima temporada consecutiva entre la élite mundial.
Invitado a participar en noviembre de 2000 en la primera edición del Biarritz Surf Trophée, un nuevo tipo de evento donde los surfistas son jueces y competidores, tuvo que enfrentarse a olas de tormenta en la Grande Plage. "Apenas tenía doce años y odiaba el agua fría. Había aprendido a surfear las olas de Madagascar y Reunión, y no me había preparado para desafiar al furioso océano Atlántico en esta legendaria playa. Todo me intimidaba: el entorno urbano, las rocas, el poder de la corriente, superar el límite y la presencia de varias generaciones de estrellas del surf que eran –y todavía son– mis ídolos: Tom Curren, Martin Potter, Taylor Knox, Rob Machado, Taj Burrow..."
Bajo las miradas de admiración de sus mentores y el público biarrota, que lo descubre en esta ocasión, el joven de Reunión revela ese día, en la vorágine de espuma de la 'Grande', un valor y un sentido marino extraordinarios, que anticipan una carrera excepcional, marcada por triunfos históricos en las olas más peligrosas del planeta, en Hawái y Tahití.
Seis años después de su debut internacional en Biarritz, Jérémy Flores será el surfista más joven de la historia en clasificarse para el circuito profesional.
De Tom Curren a Kelly Slater, la época dorada del surf profesional en Biarritz
"Ya sea para una competición local, nacional o internacional, surfear por primera vez en la Grande Plage de Biarritz siempre es un rito de paso", afirma Patrick Flores, padre de Jérémy y antiguo entrenador de la selección de Reunión y del equipo de Francia. "Es un lugar único en el mundo, elegante, mágico, lleno de historia... un auténtico 'estadio de surf' en pleno corazón de la ciudad, con infraestructuras ideales para el público, los competidores y los jueces en la terraza y la plaza del Casino. La diversidad de las condiciones de las olas requiere un bagaje técnico y táctico muy especializado, y por poco oleaje que haya, es un lugar que permite practicar un surf muy espectacular".
La International Surfing Association (ISA), que gestiona el surf amateur, no se equivocó al confiar a Biarritz la organización de los World Surfing Games 2017, donde se enfrentaron unas cuarenta naciones. El padrino del evento, Tom Curren, triple campeón del mundo profesional, recuerda la edición de 1980 de estos Campeonatos del Mundo de surf en la Grande Plage: "Fue mi primera selección en el equipo norteamericano y mi primer viaje al extranjero. En aquel momento, un buen resultado en los campeonatos del mundo ISA era fundamental para comenzar una carrera en el circuito profesional. Había unas olas enromes en la Grande y la gente estaba como loca por ver el espectáculo. Todo el mundo se había reunido en la playa, en el aparcamiento y en todos y cada uno de los pisos de los edificios circundantes. Gané en junior y fui tercero en Open. Este fue el comienzo de mi historia de amor con Francia y las olas de Biarritz, a donde me mudé unos años más tarde".
Vencedor en 1989 de la primera edición de la Triple Corona francesa, el Sud-Ouest Surf Trophée, que en aquel momento premiaba al mejor surfista en los tres eventos franceses (Lacanau, Hossegor, Biarritz), Tom Curren encarna la época dorada del surf profesional en la costa vasca. Una era ya pasada. En el punto de mira desde la cancelación por la falta de olas del Quiksilver Surf Masters 1992 en los cuartos de final –una primicia en la historia del tour de la ASP–, el evento de la Grande Plage desapareció del calendario del campeonato del mundo cuatro años más tarde, después de diez ediciones y un triunfo final, el del "King" Kelly Slater, el último ganador de un Másters en Biarritz.
El legado deportivo de los Tontons Surfeurs
Décadas emblemáticas de derivas mercantiles del negocio del surf, acusado por los puristas de liquidar "el espíritu del surf" para conquistar al público en general, las décadas de 1980 y 1990 y sus llamativas competiciones, disputadas a menudo en condiciones de olas mediocres, luchan por inscribirse en la gran antología de medio siglo de surf en Biarritz.
La tradición oral de los surfistas locales y el trabajo de producción de la memoria colectiva del surf francés por parte de la prensa especializada, una reconstrucción idealizada a posteriori, prefiere de hecho destacar la epopeya romántica de los pioneros de la década de 1960 y la utopía de los mochileros del surf de la década de 1970.
Consecuencia: la imagen de una práctica puramente deportiva desaparece en beneficio de un alegato poético a favor del "Soul surfing" (surf del alma), un modo de vida rico en sus singularidades e inspirado en los viajes y la contracultura.
Sin embargo, la competición es el hilo conductor que une a las diferentes generaciones que se han sucedido en las olas vascas.
Si 1957 se cita a menudo como el año de referencia de los comienzos del surf en Francia, después de los primeros intentos rocambolescos en el verano de 1956 del norteamericano Peter Viertel y el biarrota Georges Hennebutte en la Côte des Basques (con una tabla importada clandestinamente de los Estados Unidos por el equipo de rodaje de la película Fiesta, adaptada de la novela epónima de Hemingway), solo tres años después la emulación del grupo de pioneros, los famosos Tontons Surfeurs, llevará el surf francés a la posteridad.
El 20 de julio de 1960, el Waikiki Surf Club y el Sindicato de Iniciativa de Biarritz organizan la primera demostración de "surf-riding" en la Grande Plage, ante varios miles de espectadores. En septiembre del mismo año se celebraron también en Biarritz los primeros campeonatos de Francia, que ganó Joël de Rosnay con 23 años, seguidos en septiembre de 1961 del triunfo de Jacky Rott en los campeonatos de Europa. "Las primeras competiciones organizadas entre nosotros a principios de la década de 1960 realmente aportaron una base deportiva y cultural al movimiento", cuenta Joël de Rosnay. "Michel Barland y Jacky Rott empezaron a fabricar tablas, Jo Moraiz comenzó a importar productos californianos para distribuirlos en su tienda de surf en la plaza Sainte-Eugénie y abrió la primera escuela de surf. En cuanto a mí, firmé artículos sobre las olas de Francia para Surfer Magazine, la biblia de los surfistas norteamericanos, y participé en la creación de la Federación Francesa de Surf..."
Patrocinadas por las maquinillas Remington o los perfumes Caron, las primeras competiciones unieron a la comunidad.
En 1968, los Internacionales de Francia, organizados en el desaparecido Barre, en Anglet, reunieron a los mejores surfistas australianos, norteamericanos y franceses en un ambiente psicodélico. Cabello largo y tablas cortas: la revolución del shortboard está en su apogeo. Pero en Biarritz, en la Côte des Basques, donde todo comenzó, ya surfeamos sobre una ola de nostalgia procedente de Hawái.
Biarritz Surf Festival: regreso a los orígenes
En 1972, Robert Rabagny tomó las riendas del club local Ours Blancs y organizó en la Grande Plage el primer Memorial Arnaud de Rosnay. En 1984, también en la 'Grande', crea la Maïder-Arostéguy, una competición-homenaje a una personalidad local desaparecida en el mar. Hoy en día, la Maïder es la competición de surf europea más antigua, acaba de celebrar su 34.ª edición consecutiva, y reúne cada año en abril a más de 250 competidores en Biarritz.
En julio de 1992, en el magnífico entorno de la Côte des Basques, Rabagny lanza el innovador concepto del Biarritz Surf Festival, que celebrará durante más de 13 años la cultura del surf, sus orígenes y el espíritu hawaiano del He’enalu.
Ceremonias de mezclas de aguas (Ho’okupu), competiciones de surf-tándem acrobático, campeonato del mundo de longboard (las tablas tradicionales), exhibiciones de surf remolcado y de rescate por parte de los socorristas (lifeguards) de la isla de Oahu, conciertos de los Beach Boys...
Cada verano, el BSF extiende la alfombra roja a los pies de Villa Belza para las 'leyendas' del deporte de los reyes hawaianos. "Todos han estado aquí, desde Phil Edwards hasta Rabbit Kekai, pasando por David Nuuhiwa, Buffalo Keaulana, Mickey Dora o Greg Noll...", recuerda el local de la 'Côte' Antoine Delpero, doble campeón del mundo de la disciplina, que intentará en mayo hacerse con un tercer título mundial en su palmarés.
Al ganar en compañía de otros tres competidores, seguramente tendrá presentes a Peter Viertel, Georges Hennebutte, Jacky Rott y Joël de Rosnay, los 4 mosqueteros del verano de 1957.
Surf Writer y «chupatintas del terruño», el periodista gascón Guillaume Dufau moja su pluma desde hace más de veinte años en el agua salada del Atlántico, los toneles de vino de pays y las marmitas de los chefs de Nueva Aquitania y el País Vasco francés.
