Llegamos a las 11:45 horas a un parque magníficamente cuidado. Los cortacéspedes funcionan sin descanso y el césped casi parece el green de un campo de golf.
Nos dirigimos directamente al restaurante y, de camino, nos encontramos con los primeros monos en libertad. Solo un arroyo nos separa de ellos. Hay que saber que los simios no saben nadar e incluso tienen miedo del agua.
El restaurante es una cafetería espaciosa, luminosa y limpia, con un menú muy variado que también incluye platos vegetarianos. El sol nos atrae hacia la terraza, situada frente a los animales de la granja. El pavo real «Léon» abre su cola, mientras que un pato nos hace una visita... para deleite de los más pequeños.
Tras este almuerzo al sol, nos acercamos al primer punto «de alimentación». Un cuidador nos precede con unos contenedores llenos de alimentos, principalmente frutas y verduras, puesto que muchos monos son vegetarianos.
Cada sesión de «alimentación» nos permite descubrir las principales características de la especie: su modo de vida, sus comportamientos, etc. Visitamos el parque siguiendo estas «citas de alimentación».
El momento más esperado fue el que nos permitiría conocer al jefe de la manada y, el más divertido, el encuentro con los bonobos. El jefe de la manada es un magnífico gorila de lomo gris que desempeña su papel a la perfección.
Majestuoso, sentado en primer plano, con las hembras diseminadas en torno a él, resulta imponente con sus 200 kg de músculos y su mirada negro azabache. El jefe de la manada de los bonobos es una hembra, la más anciana y también la más glotona.
Así que cuando la cuidadora dice: «ahora pasamos al postre y hoy toca peras», de forma inesperada, no duda en meter las patas en el agua para intentar atrapar cuantas más mejor.
El Valle de los Simios, situado en pleno corazón de un parque arbolado donde los animales reciben un trato respetuoso, nos regala una experiencia muy enriquecedora... igual de apasionante para los niños que para los adultos.
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Madeleine es una abuela consentidora. ¿Su objetivo? Encontrar destinos de vacaciones que gusten a todos, grandes y pequeños... ¡y compartirlos contigo, por supuesto!