Île d'Aix

La isla de Aix es una cápsula del tiempo donde cada soplo de viento cuenta una historia. Ya sea para un fin de semana rejuvenecedor o una escapada prolongada,
la isla de Aix promete una experiencia única y se revela a los visitantes que se toman su tiempo.
Nada más desembarcar en la isla, el visitante se sumerge en su historia al cruzar el puente levadizo y llegar a la plaza de Austerlitz, que precede a la villa fortificada diseñada por Vauban.
de Vauban.
No hay que perderse el Museo Napoleón, la Casa del Nácar, el Museo Africano y el Fuerte Liédot, que vigila la isla y el Arsenal de Rochefort.
La isla de Aix es también un santuario natural. Con los primeros coletazos del otoño o los últimos alientos de la primavera, revela un rostro apacible, propicio a la observación silenciosa.
para la observación silenciosa. A pie, cada paso revela un rico ecosistema donde encuentran refugio las aves migratorias. Es una invitación a contemplar, a tomarse el tiempo de
tiempo para descubrir la vida que anima cada rincón de esta tierra virgen. La tranquilidad de estas estaciones ofrece una experiencia única, donde la naturaleza se entrega a la isla sin freno.

Consejos: Las dunas protegen el litoral, así que ayuda a protegerlo siguiendo los senderos sin desviarte. Preserva la flora y no recojas las flores. Mantén la isla limpia llevando la basura a tierra firme.