En 1906, Thomas Edward Lawrence todavía no era Lawrence de Arabia. El joven inglés, de apenas 18 años, era un apasionado de la historia medieval. Llevado por un poderoso espíritu aventurero, se montó en una bicicleta y partió tras las huellas de Ricardo Corazón de León, al encuentro de las fortalezas francesas. Cuando se cruzó en su camino con Bonaguil pronunció esta frase: «Una fortaleza tan perfecta que resulta casi ridículo llamarla ruinas».
El castillo de Bonaguil, situado cerca de Fumel, es exactamente eso: un castillo perfecto que reúne todas las innovaciones militares arquitectónicas de la Edad Media. Para poder llegar hasta él, parte desde Fumel una carretera serpenteante que cruza un campo ondulado. Allí está, acampado en su colina, dominando el pequeño pueblo. Desde la cima de la colina se puede apreciar todo el ingenio militar de los arquitectos, sus puentes levadizos, sus torres, sus torreones, sus troneras... No falta ninguna innovación de la época.
¡Una edificación Inexpugnable!
Las primeras piedras se colocaron en el siglo XIII, pero las verdaderas obras, las que hicieron que esta fortaleza fuese inexpugnable, comenzaron en 1483. ¿Pero Bonaguil es realmente inexpugnable? Nadie lo sabrá jamás, ya que nadie llegó a atacarla nunca. Cuando su señor, Bérenger de Roquefeuille, centró toda su atención en ella, ya hacía 30 años que la Guerra de los Cien Años había terminado y las técnicas militares habían evolucionado mucho. 40 años más tarde, cuando Bonaguil estaba por fin lista para la batalla, Cristóbal Colón descubrió América y los castillos del Loira comenzaron a poner de moda los palacios, en los que el señor se relajaba en lugar de defenderse. Bonaguil, obsoleta desde su nacimiento por la locura medieval de su señor, llega hasta nuestros días, cinco siglos después, siendo una de las fortalezas más hermosas de Francia. El cine se dio cuenta de ello: allí se rodaron escenas de "El Viejo Fusil" en 1975 y, más recientemente, el taquillazo americano "Prince of Persia" eligió Bonaguil por ser el perfecto ejemplo de castillo medieval.
Su pasaporte nunca está lejos, algo obvio para este apasionado de los viajes y del mundo. Laurent Cluchier reúne maratones, pero cuando está en su región, se mueve entre los artículos que escribe. Después de dos cafés de 4,5 cl precisamente.
