A pocos minutos de las ciudades costeras de las Landas y a solo 1 hora de Burdeos y el País Vasco francés, nos sumergimos en el día a día de los habitantes de la gran Landa del siglo XIX.
11 h: Viajar en el tiempo a bordo de un tren centenario
¡Chu-chu! Nos subimos al antiguo tren de los resineros que sale de la estación de Sabres y atraviesa el bosque de pinos para llegar al «airial» de Marquèze.
Un «airial»... ¿Y eso qué es, mamá? Un «airial» es una especie de aldea compuesta por varias casas típicas de las Landas. Aquí vivían varias familias campesinas con su granja, su horno, sus pozos, su huerto, su gallinero y todo lo que necesitaban para subsistir.
11,10 h sumergirse en la época de los pastores zancudos
Como por arte de magia, la locomotora nos transporta a otra época. Ante nosotros, más de 25 hectáreas de naturaleza preservada y arbolada con hermosas casas de paneles de madera. Asistimos asombrados al encuentro de los habitantes de la vieja Landa, las "dauna" (amas de casa en Gascon), el vaquero, el aparcero, el pastor zancudo...
12,30 h: Almorzar al estilo de las Landas
A la hora de la comida, nos dirigimos a «l’Estanquet», una especie de chiringuito típico de la Landas donde se pueden tomar platos elaborados con productos locales a la sombra de los pinos.
En los alrededores, los niños han podido iniciarse en los juegos tradicionales: palet gascon, juegos de bolos, juegos de ferias... mientras que degustamos el famoso «pastis landais» recién salido del horno del panadero. Una delicia acompañada de un té o un café ;)
14 h: ¡Sitio a la aventura!
Entre los talleres, las búsquedas del tesoro y las visitas guiadas, el día en el ecomuseo se pasa volando. A los niños les ha encantado descubrir los métodos de hilado, la cocina a la antigua, la fabricación de jabón y la escuela de antaño.
Calcula al menos medio día para recorrer el ecomuseo al completo. Los precios incluyen el acceso al Pavillon de Marquèze y a las exposiciones, el viaje en tren para el barrio de Marquèze (ida y vuelta), el recorrido libre o guiado del barrio de Marquèze, la participación en las animaciones y juegos que se proponen.
Papá aventurero, Olivier parece vagar sin rumbo, pero tiene los pies bien puestos sobre la tierra. Siempre en busca de buenos planes y de ideas de salidas con adolescentes, le gustan las experiencias fuera de lo común que hacen soñar a grandes y pequeños. ¿Listo para salir a buscar los tesoros de Nouvelle-Aquitaine en familia?